Toda la vida he escuchado que el batir de alas de una mariposa puede provocar un huracán. Lo que nunca me dijeron es que un mensaje suyo puede mover los cimientos de mi tranquilidad, haciéndome perder la cordura en un segundo cuando veo parpadear la lucecita morada de mi teléfono móvil, deseando que sea un mensaje de él, de Billi.
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